Lorena Soler
El triunfo de Fernando Lugo en las elecciones presidenciales de 2008 fue novedoso por varios motivos: primera vez que un obispo llegaba a la Presidencia, fin de la larga hegemonía colorada y demostración de la nueva fuerza de los movimientos sociales. El artículo sostiene que todos estos elementos, que muchos análisis juzgaron «inesperados», tienen su raíz en procesos de larga data, que revelan la crisis de una forma de acumulación económica y las grietas del bloque dominante construido a partir de la dictadura militar.
El triunfo de Fernando Lugo en las elecciones presidenciales de 2008 fue novedoso por varios motivos: primera vez que un obispo llegaba a la Presidencia, fin de la larga hegemonía colorada y demostración de la nueva fuerza de los movimientos sociales. El artículo sostiene que todos estos elementos, que muchos análisis juzgaron «inesperados», tienen su raíz en procesos de larga data, que revelan la crisis de una forma de acumulación económica y las grietas del bloque dominante construido a partir de la dictadura militar.
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Publicado en Nueva Sociedad, 231, enero-febrero de 2011
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