por Jorge Fernández Menéndez
Lázaro Cárdenas Batel no quería presidir el PRD para convertirse en una figura simbólica. Y mientras ese partido no defina con claridad su futuro, mientras no se establezca hacia dónde quiere ir y cómo, quien lo encabece será rehén de sus tribus. La convocatoria a Lázaro servía para colocar al frente del partido a uno de los pocos personajes que conservan un nombre y un espacio propios, fuera de la dinámica de enfrentamiento entre los grupos de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard...
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