Opinión
por Serrano Ribarroya
En la crisis que atraviesa el mundo árabe, la Internacional Socialista (IS) tomó decisiones ex post facto en dos ocasiones. Expulsó manu militari al partido del dictador Ben Alí, el RCD, cuando el dictador tenía casi un pie en el avión que le conduciría al destierro y mediante un comunicado que en vano buscaremos en el sitio web de la IS. Faltos de reflejos, los dirigentes de la IS dejaron pasar la oportunidad de adelantarse a los acontecimientos y tomar las medidas adecuadas respecto a otro miembro "solo observador" de la organización: el Partido Nacional Democrático del depuesto Mubarak. La prensa se hizo eco de una carta de la IS a los dirigentes del PND comunicándoles su expulsión. Esta también llegó tarde. Pero sobre todo cabe preguntarse por qué la IS acogió durante décadas a partidos de regímenes dictatoriales o autoritarios del mundo árabe. Por lo demás, en otras áreas geográficas, seguimos constatando que en la lista de miembros de la IS figuran partidos hegemónicos de algún régimen autoritario o formaciones políticas de antiguos regímenes de partido único, recién renegados de su pasado [enlace: http://www.internacionalsocialista.org/viewArticle.cfm?ArticlePageID=931].
En un tiempito se calibrará si todo lo anterior merece el calificativo de ignominia, compartida con tantos y tantos gobiernos y dirigentes.
Dejando de lado las valoraciones éticas y políticas, resulta evidente que la IS y sus partidos miembros están ausentes de los cambios propiciados por las revueltas populares que acaecen en una mayoría de los países del Magreb y de Oriente Próximo. Como también estuvieron ausentes de los cambios que se pusieron en marcha en algunos países latinoamericanos, en concreto de la región andina.
Los ciudadanos de izquierda, simpatizantes del socialismo democrático, debemos interrogarnos sobre las razones de tanta tardanza y de tanta ausencia. Se viene hablando desde hace años de la crisis de los proyectos socialdemócratas, principalmente europeos. La literatura es abundante. Los resultados electorales, también. En este momento nos gustaría concentrarnos brevemente en un elemento de esa crisis. En general, los partidos de la IS se trasformaron hace tiempo en partidos de poder y para el poder, en partidos electoralistas de ámbito nacional. Además, durante más de una década, la mayoría de esos partidos navegaron en la estela del neoliberalismo, sin proponer alternativas coordinadas de largo plazo a las políticas neoliberales.
Todo ello resultó fatal para los partidos de la IS en Latinoamérica. El socialismo democrático - de inspiración europea - no encarnaba ni encarna en muchos casos los anhelos de justicia social, democracia avanzada y participación ciudadana de las clases populares latinoamericanas. Hay excepciones.
La IS, inevitable reflejo de la carencia de horizontes para el socialismo democrático, vive en un letargo burocrático, sin aliento político, sin liderazgo mundial, presa todavía del euro centrismo. Una de las consecuencias es el carácter contradictorio del mapa político de la IS en América Latina. Desde el río Grande a Tierra de Fuego, el futuro de los proyectos socialdemócratas -de inspiración latinoamericana- resulta problemático. Desde luego, en las urnas. En México no existe una opción socialdemócrata. En Guatemala, la experiencia va a resultar fallida y la derecha extrema tomará probablemente las riendas del poder. En Honduras, Nicaragua o Panamá, no se vislumbran alternativas socialdemócratas. En El Salvador asistimos a un forcejeo entre estas alternativas y las inspiradas desde el "Caribe revolucionario". El caso costarricense sería un modelo de centrismo político, nada menos ni nada más. En Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela, la IS y los programas socialdemócratas son minoritarios o inexistentes debido a una diversa casuística y a unas razones muy variadas. En Perú y Argentina, los partidos de la IS no han logrado consolidar una tarea de gobierno duradera, sólida y transformadora. El caso brasileño nos muestra el éxito de un proyecto socialdemócrata de inspiración latinoamericana, eso sí, liderado por un partido que no pertenece a la IS "ni como observador". Queda refugiarnos en Uruguay -presente- y en Chile -pasado.
Dejo a los lectores una afirmación de esperanza. La crisis de la socialdemocracia -sea de la inspiración que sea- no significa que los proyectos democráticos de izquierda carezcan de futuro, al menos en Latinoamérica.
mardi 1 mars 2011
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