Apego a la legalidad
por René Arce Islas
Después de una semana de realizada la contienda interna del PRD para elegir a sus candidatos para las elecciones del próximo 5 de julio, el proceso del Distrito Federal no sólo no concluye, sino que no se han aclarado ni se ha procedido contra todas las irregularidades que se vivieron el domingo pasado y que resultan de suma gravedad, pues se presenció una lección de Estado.El PRD quedó seriamente dañado después del proceso tan difícil que vivió cuando renovó su dirigencia nacional. Un año después, realiza estas elecciones internas que han sido manchadas por el apoyo tan descarado del Gobierno del DF a sus candidatos, lo que le provocó al PRD una incongruencia con las razones que le dan sustento como la izquierda mexicana.El principal daño que se le hace al partido es repetir en su interior prácticas que criticó y a las que se enfrentó cuando la izquierda en México era perseguida por el partido del Estado; pero también se le daña cuando no existe la menor voluntad de apegarse a la legalidad interna de nuestra institución política y la cual es la base para garantizar el respeto a sus documentos básicos y a los principios que constituyen al PRD y que le han dado razón de ser.En esta elección interna se repitieron las lamentables prácticas que el PRD reprobó durante el proceso presidencial de 2006. Con estas actitudes, y con la inacción para castigarlas, la pregunta que queda en propios y extraños es ¿cómo el principal partido de izquierda en México puede participar en un sistema de equilibrios y contrapesos, como el que requiere todo sistema democrático?De todos los puestos de elección que estaban en disputa, había un particular interés del Jefe de Gobierno del Distrito Federal de que sus candidatos ganaran la delegación más poblada de la capital del país, Iztapalapa. Esta demarcación, por sus características poblacionales, resulta medular para las aspiraciones presidenciales del actual jefe de gobierno; por esta razón, no sólo no escatimó recursos, sino que violó el Código electoral, los estatutos del PRD, y cualquier ley en cuestión resultó letra muerta frente a sus intereses.Uso de recursos públicos, presiones a los beneficiaros de los programas sociales para que votaran por los candidatos oficiales, acarreo de votantes para que emitieran su opinión en varias casillas, facilidades para que ciudadanos de otras entidades votaran en el DF, pagos por el sufragio, entrega de despensas con propaganda de los candidatos del jefe de gobierno, utilización de instalaciones públicas para eventos de campaña, pintas de bardas de los candidatos con diseño y tipografía iguales a las del Gobierno del DF, actas de la jornada alteradas, funcionarios públicos trabajando para la promoción de los candidatos oficiales, son sólo algunas de las irregularidades registradas y documentadas, pero las autoridades electorales del partido parecen estar ciegas y sordas ante esta elección de Estado que vivimos.En Nueva Izquierda estamos convencidos que la única vía para resolver este conflicto postelectoral es la legalidad y el respeto irrestricto a nuestra normatividad interna. Si no se actúa con la legalidad por delante poco se podrá hacer para evitar terminar con un partido en despojos, en cenizas. Ya la opinión pública calificó esta elección interna como desaseada; qué más queremos los perredistas, qué esperamos todavía que no actuamos para detener esta debacle que está lesionando a nuestro partido.Con la actitud y el comportamiento tanto del jefe de Gobierno y de Izquierda Unida, que tiene controlado el partido en el DF, el PRD está siendo víctima de todo lo que criticó en el 2006: prácticas antidemocráticas, gastos excesivos de campaña, compra de lealtades, quema de urnas, resultados anticipados sin aval, golpes mediáticos, etc. Que desafortunada ironía. Este proceso interno se debió hacer apegado, en todo momento, a la normatividad para no caer en estos lamentables episodios que sólo hablan muy mal de nuestro partido.En Nueva Izquierda nos pronunciamos por continuar este proceso postelectoral apegados a nuestra normatividad y seguir todos los momentos procesales a que haya lugar. Los resultados sólo pueden ser verídicos si el cómputo se basa en las normas y se aplica la legalidad como principio y práctica.
Publicado en El Sol de México, 24 de marzo de 2009
por René Arce Islas
Después de una semana de realizada la contienda interna del PRD para elegir a sus candidatos para las elecciones del próximo 5 de julio, el proceso del Distrito Federal no sólo no concluye, sino que no se han aclarado ni se ha procedido contra todas las irregularidades que se vivieron el domingo pasado y que resultan de suma gravedad, pues se presenció una lección de Estado.El PRD quedó seriamente dañado después del proceso tan difícil que vivió cuando renovó su dirigencia nacional. Un año después, realiza estas elecciones internas que han sido manchadas por el apoyo tan descarado del Gobierno del DF a sus candidatos, lo que le provocó al PRD una incongruencia con las razones que le dan sustento como la izquierda mexicana.El principal daño que se le hace al partido es repetir en su interior prácticas que criticó y a las que se enfrentó cuando la izquierda en México era perseguida por el partido del Estado; pero también se le daña cuando no existe la menor voluntad de apegarse a la legalidad interna de nuestra institución política y la cual es la base para garantizar el respeto a sus documentos básicos y a los principios que constituyen al PRD y que le han dado razón de ser.En esta elección interna se repitieron las lamentables prácticas que el PRD reprobó durante el proceso presidencial de 2006. Con estas actitudes, y con la inacción para castigarlas, la pregunta que queda en propios y extraños es ¿cómo el principal partido de izquierda en México puede participar en un sistema de equilibrios y contrapesos, como el que requiere todo sistema democrático?De todos los puestos de elección que estaban en disputa, había un particular interés del Jefe de Gobierno del Distrito Federal de que sus candidatos ganaran la delegación más poblada de la capital del país, Iztapalapa. Esta demarcación, por sus características poblacionales, resulta medular para las aspiraciones presidenciales del actual jefe de gobierno; por esta razón, no sólo no escatimó recursos, sino que violó el Código electoral, los estatutos del PRD, y cualquier ley en cuestión resultó letra muerta frente a sus intereses.Uso de recursos públicos, presiones a los beneficiaros de los programas sociales para que votaran por los candidatos oficiales, acarreo de votantes para que emitieran su opinión en varias casillas, facilidades para que ciudadanos de otras entidades votaran en el DF, pagos por el sufragio, entrega de despensas con propaganda de los candidatos del jefe de gobierno, utilización de instalaciones públicas para eventos de campaña, pintas de bardas de los candidatos con diseño y tipografía iguales a las del Gobierno del DF, actas de la jornada alteradas, funcionarios públicos trabajando para la promoción de los candidatos oficiales, son sólo algunas de las irregularidades registradas y documentadas, pero las autoridades electorales del partido parecen estar ciegas y sordas ante esta elección de Estado que vivimos.En Nueva Izquierda estamos convencidos que la única vía para resolver este conflicto postelectoral es la legalidad y el respeto irrestricto a nuestra normatividad interna. Si no se actúa con la legalidad por delante poco se podrá hacer para evitar terminar con un partido en despojos, en cenizas. Ya la opinión pública calificó esta elección interna como desaseada; qué más queremos los perredistas, qué esperamos todavía que no actuamos para detener esta debacle que está lesionando a nuestro partido.Con la actitud y el comportamiento tanto del jefe de Gobierno y de Izquierda Unida, que tiene controlado el partido en el DF, el PRD está siendo víctima de todo lo que criticó en el 2006: prácticas antidemocráticas, gastos excesivos de campaña, compra de lealtades, quema de urnas, resultados anticipados sin aval, golpes mediáticos, etc. Que desafortunada ironía. Este proceso interno se debió hacer apegado, en todo momento, a la normatividad para no caer en estos lamentables episodios que sólo hablan muy mal de nuestro partido.En Nueva Izquierda nos pronunciamos por continuar este proceso postelectoral apegados a nuestra normatividad y seguir todos los momentos procesales a que haya lugar. Los resultados sólo pueden ser verídicos si el cómputo se basa en las normas y se aplica la legalidad como principio y práctica.
Publicado en El Sol de México, 24 de marzo de 2009