El presidente Hugo Chávez pondrá a prueba su enorme popularidad en 2010, cuando deberá dar respuestas concretas a una crisis económica que se recrudeció en los últimos meses mientras se prepara para unas elecciones legislativas cruciales para su gobierno.
"Si bien Chávez conserva el poder, la gestión del gasto publico, el control de la Fuerza Armada, el apoyo popular y la aceptación internacional, el futuro no se presenta tan favorable como en años anteriores", consideró a la AFP el analista Carlos Romero.
Según el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez Araque, el Producto Interior Bruto cerrará en 2009 con un saldo negativo del 2%, mientras la inflación rondará el 27%, la más alta de la región.
"En 2010 se comenzarán a observar importantes contradicciones sobre la orientación de un régimen cada día más radicalizado frente a una población que reclama la bonanza registrada desde 2003", agregó Romero.
"Por ser un periodo electoral, Chávez va a tratar de repartir la plata que ya no tiene para mantener su popularidad. Los nuevos problemas de escasez, no sólo de productos como azúcar o café, sino de servicios como agua y electricidad van a jugar contra él en 2010", agregó la analista Maruja Tarre.
En 2009, el gobierno de Chávez ganó un referéndum sobre una enmienda constitucional que abre al presidente las puertas de un tercer mandato a partir de 2012. Además, numerosas leyes que allanan el camino hacia una sociedad socialista fueron aprobadas por una Asamblea Nacional dominada por el oficialismo.
Según Chávez, el reto para las legislativas de septiembre será conseguir dos tercios de los diputados, con el fin de reducir a los opositores a su mínima expresión.
"Se está construyendo una unidad indispensable en la oposición. Hay una mayoría de venezolanos que desean apoyar candidaturas que generen un equilibrio muy necesario", consideró recientemente a la AFP el alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma.
En estos días, Chávez declaró que en Venezuela "se desatarían los mil demonios" y se acabarían los programas sociales, financiados con las divisas del petróleo, si su "revolución" bolivariana es derrotada.
"La gallina de los huevos de oro, que es PDVSA está acabándose. Pese a todo, la gente, de una manera increíble, no ha perdido la esperanza en Chávez. Es un hombre tremendamente carismático", admitió Tarre.
En el ámbito internacional, en 2009 el presidente venezolano siguió tejiendo relaciones con países de la región gracias a iniciativas como el ALBA o la Unasur, y estrechó la cooperación con otros aliados menos tradicionales como Irán, China o Rusia.
Además, el más férreo detractor del imperialismo de la región logró un protagonismo en los grandes foros internacionales como la reciente reunión sobre el clima de Copenhague o la cumbre de la Américas donde se produjo un esperado primer encuentro con su homólogo estadounidense Barack Obama.
"A nivel internacional, mucha gente se empieza a dar cuenta de la verdadera naturaleza de Chávez, que no es un Robin Hood o un presidente de los pobres, sino una nueva forma de autoritarismo", opinó Tarre.
En los últimos meses, el presidente venezolano pisó el acelerador de la revolución bolivariana, que él lidera, para que los sectores agrario, bancario o alimentario se adaptaran a su proyecto de socialismo del siglo XXI.
En 2009 el peso del Estado creció y se concretaron nacionalizaciones como la del Banco de Venezuela y otro grupo de pequeños bancos privados, la de las cementeras, las industrias vinculadas al petróleo, la siderurgia y de firmas de alimentos básicos como el arroz o el azúcar.
Según las encuestas, la popularidad del mandatario, que rozó el 60% en el primer trimestre, sería ahora inferior al 50%. Medidas como la decisión de revocar la licencia a una treintena de radios o los ataques al sector privado, sumadas a los resultados económicos negativos explicarían este descenso de la popularidad, según diferentes consultoras de datos.
"La permanencia de Chávez en el poder no estará en peligro en 2010 pero si se observará una reducción de su radio de acción, sobre todo en el escenario internacional, debido entre otros a una paralización del ALBA y al resurgimiento de gobiernos de centroderecha en la región", previó Romero.
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