Opinión.
por Simón Boccanegra
Existe un organismo planetario denominado Unión Interparlamentaria Mundial, en el cual se dan cita anualmente todos los parlamentos del mundo, ya sean democráticos o ficticios. Este año la reunión es en Panamá, el 11 de abril.
La Asamblea Nacional [de Venezuela] o, para ser más precisos, el PSUV [Partido Socialista Unido de Venezuela], designó la delegación de su seno que la representará en ese encuentro. En una asombrosa muestra del más balurdo e incluso miserable sectarismo, la delegación fue integrada con siete diputados del PSUV y uno del PCV [Partido Comunista de Venezuela]. Para otra reunión, la del Parlatino con el Parlamento Europeo, la delegación compuesta por dos diputados también es puramente pesuvista.
Esto, desde luego, es sectarismo, pero esta palabra no cubre completamente una actuación de esa naturaleza. Si se supone que la delegación debe reflejar la composición de la AN [Asamblea Nacional], la exclusión absoluta de los diputados de la oposición es un cobarde abuso de poder; una conducta propia de un partido ya envejecido y agotado, sin ideas, al cual sólo le queda la utilización de su espuria mayoría, para aprovecharse de ella del modo más inmoral que cabe.
La derrota electoral del 26S todavía les arde tanto, les ofusca tanto la presencia de 67 parlamentarios distintos a las focas, que se valen de la pura fuerza bruta para tratar de desconocer, artificialmente, esa solemne bofetada que fue a sus pretensiones autocráticas el ingreso masivo de la oposición a la AN.
Ahora bien, a la reunión de la Unión Interparlamentaria pueden asistir parlamentarios ajenos a la delegación oficial.
El grupo de la Unidad Democrática puede hacerse presente y denunciar in situ esta demostración práctica de cómo entiende el chavismo la democracia. Pero, ante todo, es de esperar que denuncien esto aquí, en su propio país.
mardi 29 mars 2011
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