vendredi 20 février 2009

Relaciones Unión Europea/América latina y Caribe

Entrevista - Emilio MENÉNDEZ DEL VALLE, diputado socialista español al Parlamento Europeo, fue ponente del informe Las relaciones Unión Europea-América Latina en la perspectiva de la V Cumbre UE/ALC de Lima (informe Menéndez del Valle), aprobado en la I Sesión Plenaria de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) que tuvo lugar el 20 de diciembre de 2007 en Bruselas. Con vistas a la III Sesión Plenaria de EuroLat (Madrid, 6-8 de abril de 2009), el diputado Menéndez del Valle es el responsable socialista de la ponencia Seguimiento de los resultados de la V Cumbre UE-ALC, Lima 2008.

En mayo de 2008 tuvo lugar la V Cumbre Unión Europea-América Latina y Caribe en Lima. ¿Puede señalarse algún resultado de esta Cumbre?

La Asociación birregional entre la Unión Europea y América Latina/Caribe se ha ido constituyendo, paso a paso, desde la primera Cumbre en Río de Janeiro en 1999. Hoy podemos decir que constituye un concepto y una realidad consolidados y reconocidos.
El primer éxito a destacar de la V Cumbre de Lima es de carácter metodológico e instrumental. Allí se decidió concentrarse en dos objetivos muy concretos: uno, la erradicación de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión; dos, el desarrollo sostenible, medio ambiente, cambio climático y energía.
La Cumbre de Lima fue capaz de convocar a 60 países, lo que convierte a Unión Europea/América Latina Caribe en uno de los foros internacionales más importantes. Las diversas cumbres no han sido meras convocatorias efímeras. Al contrario, siete mecanismos sectoriales de diálogo han complementado y reforzado las cumbres, incluida la de Lima: drogas, pobreza, migraciones, desarrollo sostenible, política medioambiental, cambio climático y recursos hídricos y saneamiento.
Lima decidió reforzar el seguimiento del período entre cumbres con la creación de una Fundación Euro-latinoamericana y de un programa conjunto sobre medio ambiente, significativamente denominado EUrocLIMA.

En lo social (no se olvide que el 40% de la contribución financiera de la Unión a América Latina está destinado a cohesión social) se acordó fijar el año 2020 como meta para erradicar la desnutrición.
Ahora bien, debemos asimismo ser autocríticos: la sociedad civil participa poco en el proceso de asociación Unión Europea/América Latina Caribe. La mayor parte de las organizaciones sociales no están representadas en los mecanismos formales de participación.
En lo que respecta a la cohesión social, voces autorizadas critican que los dos foros realizados hasta ahora no han producido resultados concretos, limitándose a la presentación de experiencias. Dichas voces estiman que la iniciativa EUROsociAL es más bien un foro de intercambio de experiencias de entidades públicas con escasa participación de la sociedad civil.
En cualquier caso, antes de la VI Cumbre, en el período entre cumbres, debería reflexionarse sobre la necesidad de crear mecanismos institucionales de consulta y diálogo que propicien la integración genuina de la sociedad civil en las relaciones América Latina Caribe/Unión Europea.

En el contexto de la crisis económica y financiera mundial, y teniendo en cuenta la parálisis de algunos procesos de integración regional, ¿cuáles son las perspectivas de las relaciones entre Iberoamérica y la Unión Europea?

La actual crisis económico-financiera -sin duda la más grave en décadas y que no se resolverá de inmediato- afecta a todos, América Latina/Caribe y Unión Europea incluidos. Justamente por ello es preciso intensificar las relaciones de cooperación y diálogo entre espacios político-económicos. Y en el planeta -por historia, cultura y valores- los dos espacios más similares y más propicios a una acción conjunta son el europeo y el latinoamericano. Para hacer frente a la crisis y para impulsar el multilateralismo en las relaciones internacionales.

Es necesario, empero, hacer una llamada de atención, un aviso a navegantes, a nuestros socios latinoamericanos. Deben esforzarse en enviar señales positivas hacia Europa. De interés activo y de voluntad política de genuina cooperación. Como europeo y como español, considero que la asociación euro-latinoamericana debe ser prioritaria, pero existen en la Unión Europea diversas sensibilidades y áreas geográficas que suscitan un creciente interés: Rusia, Mar Negro, Asia.
Cabe por otro lado estimar que la relación latinoamericana-europea será tanto más fructífera y eficaz cuanto mayor integrada esté América Latina. Europa lo está bastante.
Cito al margen, pero lo hago, un tema que puede (aunque no debería) enturbiar las relaciones euro-latinoamericanas. Me refiero al de la emigración a Europa.
La regulación por parte europea de la inmigración no tiene vuelta atrás. Se pretende facilitar y encauzar la legal e impedir, paulatinamente, la ilegal. El Pacto sobre Inmigración y Asilo de octubre de 2008 inicia una regulación seria de la inmigración legal y la lucha contra la ilegal. Refuerza controles de fronteras, establece procedimientos comunes de asilo, pero también persigue crear una asociación global con los países de emigración.
La Directiva "relativa a normas y procedimientos comunes en los Estados miembros para el retorno de los nacionales de terceros países en situación irregular" (16-12-2008), popularmente conocida como Directiva de Retorno, institucionaliza condiciones que fueron inicialmente mal interpretadas por muchos en Latinoamérica y en Europa. España y la Comisión Europea se han esforzado -en gran parte con éxito- en aclarar los malentendidos.

Ha seguido la propuesta de Directiva "por la que se establecen sanciones aplicables a los empleadores de residentes ilegales nacionales de terceros países" aprobada por el Parlamento Europeo (19-2-2009) y que ha levantado más ampollas en América Latina y, especialmente, en Bolivia y Ecuador.
Incluso ha provocado una Declaración del Grupo de Río (11-2-2009) sobre el particular. En ella se invita "a los Gobiernos de la Unión Europea a reflexionar sobre la dirección que está tomando la política migratoria comunitaria y a retomar un diálogo comprensivo y estructurado sobre migración a partir de los acuerdos de la Declaración de Lima de 16-5-2008".
Hay que señalar que antes de dicha Declaración ya habían surgido voces en Latinoamérica a favor de que el tema migraciones sea incorporado a la discusión bilateral de los distintos acuerdos de asociación.
Cabe resaltar que la mencionada Declaración del Grupo de Río hace gala de desinformación sobre la propuesta de Directiva de sanciones cuando asegura que "las pretendidas sanciones a empleadores de trabajadores en situación irregular tendrían un efecto negativo para los trabajadores migrantes y sus familias, al aumentar las posibilidades de que sean sujetos de explotación laboral".
Los redactores de Río no han tenido en cuenta que la reciente propuesta de Directiva persigue precisamente combatir la explotación laboral realizada por los empresarios sin escrúpulos y luchar contra las mafias, con la obvia intención de proteger a los inmigrantes explotados que no cuentan con protección social alguna.

¿Inciden los procesos constitucionales y de cambio político de algunos países latinoamericanos en las relaciones entre ambas regiones?

Los procesos constitucionales y de cambio político de los países latinoamericanos son materia interna de cada uno de ellos. No tienen por qué influir en las relaciones entre América Latina/Caribe y la Unión Europea. Se trata de fenómenos de distinta naturaleza, interna, soberana de cada Estado.
A medida que los tres o cuatro Estados latinoamericanos que se han embarcado recientemente en profundas transformaciones constitucionales, económicas y sociales avancen en la vía que han, democráticamente, elegido, su voluntad de integración latinoamericana y de relación con la Unión Europea crecerá.
Obviamente, cuando hablo de tres o cuatro Estados latinoamericanos no me refiero ni a Colombia ni a Cuba. Sin embargo, es interesante mencionar que -en su relación con América Latina- Bogotá acaba de dar un paso significativo. Con su visita a Brasilia concluida el 17-2-2009, el presidente Uribe ha aproximado posiciones al eje integrador continental, separándose un tanto de Estados Unidos. Uribe ha manifestado allí su "voluntad de integración", afirmando que "no podemos continuar dividiendo a América Latina entre estatalismo y neoliberalismo".
En Brasilia, Uribe ha reconocido que "espera con paciencia" el tratado de libre comercio con Washington, pero que desea acercarse a la Unión Europea y a Latinoamérica. Bienvenida sea. Bogotá no debe olvidar que con la Unión Europea disfrutará no solo de un acuerdo de libre comercio sino también de un acuerdo de asociación, un salto cualitativo que Estados Unidos no ofrece.
Y hablando de Estados Unidos y de Cuba, obviamente, el régimen de esta última se aparta de la norma común latinoamericana, pero conviene señalar que diversos gobernantes latinoamericanos -Lula, Fernández de Kirchner, Bachelet- visitan La Habana con normalidad con propósitos integradores y que España hace todo lo posible para ayudar a que en la isla impere el sentido común político.