mardi 29 novembre 2011

La década perdida (de los europeos)

Opinión,

por Serrano Ribarroya

Desde esta orilla del océano común observamos la dificultad de la socialdemocracia europea para entender las nuevas realidades de América latina. Diríamos incluso que los socialdemócratas europeos se mueven entre el desinterés y el desconocimiento de esas realidades. Percibimos también que los 'ojos iberosocialistas' (portugueses y españoles) son a todas luces insuficientes hoy en día no sólo para comprender la nueva América latina, sino también para actuar políticamente y tejer alianzas. Nos parece, por consiguiente, que los 'iberosocialistas' viven su particular década perdida, atrapados, unos en un atlantismo trasnochado y mirando unilateralmente a Brasil, y otros en un anacronismo analítico y una parálisis política derivada de un liderazgo de dudosa visión estratégica.

En efecto, la izquierda socialdemócrata europea, y, por ende, la Internacional Socialista, su vástago eurocentrista, no están en condiciones de aprehender una América latina extremadamente plural. Tomemos el ejemplo de la compleja realidad de las fuerzas progresistas y de izquierda. En la IS puede sorprendernos la membrecía de partidos como el PLN costarricense o el Liberal colombiano, que deberían considerarse partidos de centro-derecha en caso de emplear los parámetros ideológicos clásicos. Por el contrario, nos encontramos con una ausencia de relaciones formales de esa organización internacional con el PT brasilero o el peronismo de izquierda. Por no hablar de las dificultades de la socialdemocracia europea y su acólito internacional a la hora de fijar una posición política operativa hacia los movimientos que se reclaman del ALBA, situación que recuerda la actitud de la izquierda socialdemócrata ante el movimiento nacido el año 2001 en Porto Alegre.

Nuestra tesis sería que las izquierdas latinoamericanas se están desarrollando y se desarrollarán al margen de la influencia y las relaciones con los socialdemócratas europeos y la IS, al menos en el medio plazo. Se han creado de forma descentralizada diversas redes políticas de las izquierdas de América latina, conectadas o no a los europeos. Por tanto, la socialdemocracia europea pierde pie en la región. No obstante, cabe citar una excepción: la Fundación Friedrich Ebert, vinculada al SPD. Esta fundación entendió hace años la naturaleza del trabajo a desplegar en Latinoamérica, y lleva a cabo programas pluralistas e integradores, apoyados en sólidas publicaciones, que cubren el continente en su conjunto.



Parafraseando un reciente informe sobre América latina, cabe esperar que la socialdemocracia europea deje de ver la región con los ojos de un Hollywood lleno de los esteriotipos de un desolador siglo XX. Muchos se han dado ya cuenta que esa imagen -una visión pre moderna y estática- hace un rato que cambió. Quizá Hollywood sea el último en enterarse. Confiamos en que no sea el caso de los socialdemócratas europeos.

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