Después de haber vivido el proceso electoral que se inició el pasado domingo, junto con el conteo de votos y el escrutinio, habría que decir que Colombia hizo un oso monumental.
No se entiende cómo un proceso así, que estaba en la mira del mundo por significar el cambio de una era política vigente hace ocho años, se dejó casi al garete, en lugar de asegurarlo y dar el ejemplo de democracia que se esperaba. Esto era lo que había que garantizar.
Salir con argumentos como el de que hackers tumbaron el sitio de Internet de la Registraduría, con la consecuencia de que los medios de comunicación no pudieron seguir los resultados parciales, es casi lo mismo que demostrar abiertamente la falta de planeación y aseguramiento de estos procesos.
Afirman que lo que ocurrió fue algo conocido como negación de servicio o denial of service, que sucede cuando se lanzan muchas solicitudes de acceso a una misma página de Internet para que esta no las pueda procesar y se caiga. Estos ataques se detectaron hace mucho tiempo y existen soluciones para evitarlos. Tan fáciles como acudir a compañías expertas en seguridad informática como LocKnet. Pero, tal como parece, los responsables nunca pensaron que pudieran ser atacados por hackers y no se tomaron las prevenciones ni las medidas requeridas para contrarrestarlos.
Dada la importancia de este proceso electoral, por la situación política que se está viviendo, un ataque informático como el que dicen ocurrió era un fruto bajito de recoger, por lo que se ha debido prevenir. No se hizo y ahí están los resultados.
No se puede negar que los tarjetones eran complicados de diligenciar, por lo que la demora en marcarlos generó unas enormes filas en muchos sitios de votación. Por esto mismo se podría concluir que, cuando los datos de entrada son complicados de diligenciar, los procesos para ingresarlos a las aplicaciones correspondientes pueden tomar un tiempo más largo que el previsto. Esto, como en el Runt, se habría podido detectar con la ejecución de pilotos adecuados -con un piloto se simulan los procesos para ver qué dificultades se presentan y corregirlas a tiempo-. No se hicieron o, si se hicieron, seguramente no fue en la mejor forma.
El Estado no puede seguir fallando en el uso de la tecnología en este tipo de servicios tan importantes para los ciudadanos, como las elecciones o el Runt. Hay algo de fondo en la gerencia de proyectos de implementación de sistemas informáticos dentro del Estado. Son muchos ya los fracasos. Es hora de evitar el ridículo ante el mundo. ¡Qué oso!
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