por Escenarios Alternativos
Hace poco menos de un año –el 3 de febrero, para ser más precisos- Roberto Lavagna y Néstor Kirchner se fotografiaban juntos como corolario de un acuerdo que marcó el reingreso del ex candidato de UNA al oficialismo y reforzaba el poder político del entonces presidente, en vistas a encumbrarse en lo mas alto del institucionalmente huero Partido Justicialista. Por otra parte, la electa presidente contaba con todo el capital político propio de la novedad, más la oportunidad de cumplir con las expectativas de moderación, diálogo y apertura que había despertado en el electorado.
Un verano más tarde el panorama no podría ser más complicado para el matrimonio presidencial. Si bien Néstor logró la presidencia del PJ, la inflación durante la primera mitad del año, la poca capacidad de gestión que ha caracterizado al oficialismo y la pelea con “el campo” alcanzaron para que el armado kirchnerista crujiera hasta los cimientos. Para peor, la crisis internacional descarga – y descargará - su golpe, sin compasión, revirtiendo los años de bonanza que acompañaron al mandato de Néstor Kirchner.
Los problemas inflacionarios, atacados con mecanismos explícitos de negación de la realidad, manipulados por el fiel Guillermo Moreno, quedaron hoy olvidados ante la fuerte desaceleración del nivel de actividad impuesta por la amplitud de la crisis internacional. En tanto que la batería de anuncios “reactivantes” han quedado - en su mayoría- en el terreno del gesto, sin trascender al campo de la gestión, o implementados de manera torpe e ineficiente. Cabe recordar el fallido plan del gobierno para que los inquilinos puedan acceder a la compra de una vivienda, lanzado en épocas de vacas gordas. Si otrora era difícil gestionar, hoy y en los próximos meses será una tarea ímproba para este gobierno. En el mismo plano, aumentar el transporte en un 25% para reducir los subsidios a ese sector es una medida que habría que haberse tomado en épocas felices y no ahora en que cada centavo cambia la ecuación económica de los hogares argentinos.
En este caldo de cultivo propicio para los desafíos al “modelo”, el peronismo es un hervidero de candidatos y caudillos que cuestionan –aunque no siempre a la luz de Febo- a su jefe. De cara a las elecciones de este año, la dispersión de la tropa peronista no es un buen augurio para el kirchnerismo, que si no logra un piso de 40% de los votos en octubre, verá herida de muerte sus aspiraciones para el 2011. Muchos caciques peronistas - ábaco en mano- demuestran que los números no dan y eso potencia, como decía Perón, los “actos procreativos” del partido.
Un cambio obligado
El acelerado desgaste del poder del peronismo en el gobierno tuvo, a mediados de año, una recuperación costosa. Esa mejoría se vio en la capacidad que tuvo de aprobar todos los paquetes legislativos, y el costo se reflejó en la “apertura” hacia determinadas concesiones que hizo para que se aprobaran. Este constituyó un cambio en un gobierno acostumbrado a exigir, antes que a negociar. Pero, a la vez, es un innegable signo de debilidad, estado en el que aún se encuentra y con el que deberá enfrentar un año crucial.
Algunos retoques de gabinete, las paces con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti y el lanzamiento del senador Carlos Reutemann como presidenciable para el 2011 fueron los primeros movimientos de Néstor Kirchner para abrir el juego, mientras Cristina se agota hasta la lipotimia efectuando anuncios de planes de inversión y consumo, convertida casi en una RR.PP. del gobierno. En ese rol decretó la rebaja parcial de retenciones para el agro –ideada por su marido- medida que fue considerada insuficiente por la Mesa de Enlace, ahora metida de lleno en la política y con la intención de colocar candidatos en las listas del 2009, como si de un día para el otro hubieran descubierto que la participación política está abierta a todos los ciudadanos de este país.
A los ruralistas les huele mal el cambio del “albertista” Claudio Moroni por el incondicional Ricardo Etchegaray al frente de la Afip, temen que cuanto peor le vaya al kirchnerismo más intensiva será la mirada –que es lo que siempre corresponde- de ese organismo sobre los negocios del sector. Esta vendetta, que ya comenzó con el escarnio público y contante de Julio Cobos, podría tener como objetivos a todos los que el matrimonio considere destructores de su proyecto.
El gobierno sabe que los dirigentes del campo deberán morigerar sus discursos porque en la opinión pública no hay plafond para la diatriba incendiaria de un Alfredo De Angeli y, además la propia actividad esta sufriendo los embates de la naturaleza - sequía récord- y de la crisis internacional - fuerte caída de los precios.
Al kirchnerismo siempre se le ha impuesto la realidad que se empecina en negar: la inflación, la política de subsidios, la crisis internacional, son una muestra. Ahora será el turno de la política electoral, con voces como la del gobernador sanjuanino y “minero” José Luis Gioja: "Con los resultados de 2009 deberíamos sentarnos todos los peronistas a una mesa de consenso y redefinir qué queremos como partido, porque se impone la unidad partidaria", dijo uno de los varios candidatos que se anotan para el 2011.
Los cambios se irán sucediendo: acordar para no perder el control, cooptar con los recursos todavía generosos de las arcas públicas; “sincerar” las tarifas y apuntar a que el poder, en el 2011, al menos alcance para tener capacidad de veto sobre el sucesor. El sueño de la continuidad matrimonial en la Casa Rosada se desvanece, como la presidente agobiada por el calor.
En lo inmediato, cinco indicadores marcarán el derrotero exitoso, o no, del gobierno: 1) El comportamiento de los depósitos del sector privado y el ritmo de la salida de divisas; 2) La dinámica de las negociaciones salariales; 3) Los movimientos al interior del bloque kirchnerista; 4) La evolución del bloque opositor y 5) El comportamiento de la recaudación impositiva.
Color Cobos
Mientras el panorama se ensombrece para el núcleo duro del oficialismo, el vice Julio Cobos, sigue gozando de una consideración pública impensada, forjada aquella noche estresante de julio en la que emitió su “voto no positivo”. En días de nervios y tensión, su imagen frágil y humana –contraria a la de un político enérgico- contrastó con la de Néstor Kirchner – casi querulante y desbordado- anatemizando desde un palco frente al Congreso. Hoy, la opinión favorable de Cobos es del 70% y la desfavorable del 23,6%, cifras que contrastan con la opinión favorable del 39% y desfavorable del 58% que ostentan tanto Néstor como Cristina Kirchner, según la encuestadora Analogías.
En el ámbito de las fuerzas políticas no oficialistas, la UCR, junto al Partido Socialista, continúan trabajando en la elaboración de acuerdos programáticos nacionales y en poder traccionar a otras fuerzas en la conformación de una alternativa de gobierno.
La difícil construcción de la paz
Embarullarse en las razones que llevan a ambos bandos a ejercer la violencia es olvidar el objetivo que israelíes y palestinos vienen persiguiendo: la paz en la región, la convivencia democrática y la aceptación del otro. Al ejemplo del maestro Daniel Barenboim, formando una orquesta de palestinos e israelíes deberían sumarse más esfuerzos y voces de los líderes mundiales para evitar y condenar la violencia de cualquier signo.
La solución militar, nunca ha sido tal, siempre ha abierto nuevas ofensas y heridas. Allí está Irak para probar los resultados de la acción de las armas. Más muertos, más odio, ocupación, solo abonarán el terreno para los extremismos y los populismos de toda laya que sacan provecho de la liberación de los instintos primarios del hombre en sociedad para construir un poder irracional. En su sitio web, el aludido Barenboim ha dicho: “Solo tengo tres deseos para el año entrante. El primero es que el gobierno de Israel se dé cuenta de una vez y para siempre de que el conflicto de Medio Oriente no se puede resolver por medios militares. El segundo es que Hamas se dé cuenta que sus intereses no son servidos por la violencia y que Israel está para quedarse; y el tercero es que el mundo advierta que este conflicto es distinto a cualquier otro en la historia. Es complejo y sensible; es un conflicto humano entre dos pueblos convencidos de su derecho a vivir sobre el mismo pequeño pedazo de tierra. Esta es la razón por la que ni la diplomacia ni las armas podrán resolver el problema.”http://www.escenariosalternativos.org