Por María de los Ángeles Fernández-Ramil*
"Es reconocido ampliamente que la Concertación de Partidos por la Democracia, que ha gobernado Chile desde 1990 a la fecha, es la coalición de gobierno más duradera en la historia del presidencialismo, posibilitando, además de la instalación de las instituciones democráticas, el reconocimiento del país en los 'rankings' de gobernabilidad democrática del continente."
"Los que moramos en esta tierra sabemos que no es así y que las consecuencias de la revolución conservadora que promoverá la Coalición por el Cambio desde el poder sólo pueden contribuir a una mayor desigualdad y a un nivel más creciente de abusos. Pero éstas son las consecuencias cuando una coalición, cuya mayor fortaleza es la diversidad, en vez de preocuparse de generar formas de canalización de debate y de disenso a su interior, se dejó caer por la pendiente de los acuerdos transversales y de la cooperación a todo evento, al punto de que lo que eran dos proyectos de país se han ido mimetizando. La imagen en el espejo que los otros nos brindan, sean países u organismos internacionales, es una urgente señal para refundar un proyecto que, junto con vivenciar los límites de su éxito, parece haber experimentado el descafeinamiento de su esencia original.
"Es reconocido ampliamente que la Concertación de Partidos por la Democracia, que ha gobernado Chile desde 1990 a la fecha, es la coalición de gobierno más duradera en la historia del presidencialismo, posibilitando, además de la instalación de las instituciones democráticas, el reconocimiento del país en los 'rankings' de gobernabilidad democrática del continente."
"Los que moramos en esta tierra sabemos que no es así y que las consecuencias de la revolución conservadora que promoverá la Coalición por el Cambio desde el poder sólo pueden contribuir a una mayor desigualdad y a un nivel más creciente de abusos. Pero éstas son las consecuencias cuando una coalición, cuya mayor fortaleza es la diversidad, en vez de preocuparse de generar formas de canalización de debate y de disenso a su interior, se dejó caer por la pendiente de los acuerdos transversales y de la cooperación a todo evento, al punto de que lo que eran dos proyectos de país se han ido mimetizando. La imagen en el espejo que los otros nos brindan, sean países u organismos internacionales, es una urgente señal para refundar un proyecto que, junto con vivenciar los límites de su éxito, parece haber experimentado el descafeinamiento de su esencia original.
La Concertación de Partidos por la Democracia es una coalición de partidos; es también un sentimiento, pero puede ser también como aquellas estrellas cuya luminosidad experimenta súbitamente una enorme elevación para, luego, tender a debilitarse gradualmente. Es por eso, sin duda, que también puede ser considerada como una “supernova” política."
(*) María de los Ángeles Fernández-Ramil, directora ejecutiva Fundación Chile 21
Artículo completo en: http://http://www.lanacion.cl/la-concertacion-una-supernova-politica-/noticias/2010-01-17/221209.html
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