El primer caso de esta llegada de las exguerrillas al poder también se produjo en Centroamérica: fue el de Daniel Ortega en Nicaragua quien en 2006 ganó las elecciones y recuperó un poder que perdió en 1990. Ortega, uno de los comandantes sandinistas en los años 70 que encabezó el derrocamiento de la dictadura de la dinastía de los Somoza, se convirtió en el hombre fuerte de la revolución sandinista en los 80. Su gobierno autoritario y la guerra civil condujeron al país al desastre económico y a unas elecciones democráticas en las que el sandinismo perdió el poder.
Tras las presidencias de los líderes liberales (Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños), la división del liberalismo condujo al triunfo de Ortega quien se ha acercado a Hugo Chávez y el resto de líderes del ALBA y que ahora persigue reformar la constitución para reelegirse.
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