José Mujica, el nuevo presidente uruguayo es la antítesis estética del político glamoroso, “metrosexual”, del barrio alto o autoritario. Tiene 74 años, es gordo, bigotudo, cultiva un campo a las afueras de Montevideo con su esposa presidenta del Senado; no tiene hijos. Es también la antítesis de la renovación generacional, tan de moda en nuestro país, pero tan poco practicada.
Mujica es tupamaro. Participó de las acciones armadas en los sesenta, lo metieron preso por más de una década, luego participó en la reconstrucción de su movimiento y pasó a jugar un rol clave en la renovación de la izquierda uruguaya. Esto ayudó al triunfo de la izquierda y el progresismo (Frente Amplio-Espacio Progresista) con Tabaré Vásquez el 2004 [...]
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